Homenaje a los escaladores Alberto Rabadá y Ernesto Navarro, en el cincuenta aniversario de su muerte en la cara norte del Eiger.

LA ASISTENCIA AL HOMENAJE ES LIBRE Y NO HAY NINGÚN INCONVENIENTE EN QUE, QUIEN LO DESÉE, PUEDA CENAR CON SUS PROPIOS ALIMENTOS AUNQUE PARA HACERLO EN EL CATERING DEL PABELLÓN ES IMPRESCINDIBLE LA RESERVA CON 25 EUROS.

¡NO FALTEIS, OS ESPERAMOS EN MEZALOCHA!



lunes, 27 de febrero de 2012

¿PORQUÉ EN MEZALOCHA?


Cuando decidí promover este homenaje a la memoria de Alberto Rabadá y Ernesto Navarro en el 50 aniversario de su muerte pensé inmediatamente en Mezalocha. Sí, en Mezalocha, ese pueblecito del "Aragón profundo", "alejadísimo" (parece que estás en otro mundo), a escasos 35 kilómetros de Zaragoza. ¿Qué tienen esos farallones? ¿Qué tiene de especial este lugar? No puedo resumirlo. ¿Será tal vez la silueta de la Peña del Moro, un corte de los estratos "dolomíticos" que proyectan su sombra en las aguas del pantano? ¿Será el olor intenso del tomillo y el romero, la ruda y la lechetrezna? ¿Serán las manchas de verde oscuro cuando la sabina y la efedra se contrastan con el rojo, amarillo, azul y gris de los roquedos? ¿O tal vez es por el cielo, casi siempre luminoso y el calor sofocante del verano?

Mezalocha y sus misteriosas paredes, el Gran Diedro, la Peña Alta, y tantos otros recovecos llenos de misterio y prometiendo intensas aventuras, y eso sí que está garantizado: escalar en Mezalocha era una aventura de primera división. Cuando subí con Ambrosio García-Izquierdo la vía "Edil" estrenaba mis primeras botas de alta montaña. Unas "Trappeur" rígidas y pesadas que, sin embargo, sujetaban a la perfección en las minúsculas repisitas que permitían progresar en un soberbio quinto grado superior, expuesto y mantenido. La vía tiene, tenía al menos, una reunión sobre estribos. Mi compañero ya la conocía y afrontó de primero el "paso del húmo" y los tramos más delicados. Una ruta formidable, tan valiosa como cualquiera de Riglos, en sus ochenta metros de altura. Luego estaban, en la margen izquierda del pantano, los famosos techos: el techo "Villarig" y el de las "higueras", ambos abiertos por un principiante-novato apodado "Edil" (Alberto Rabadá). No me extraña que luego no se dejara impresionar por los techos del Gallinero.

Creo que el taladro y los parabolts han acabado con esa mágia, la del riesgo y el compromiso que implican los seguros en precario. Estoy convencido de que se ha privado a las nuevas generaciones de escaladores de "redescubrir" la particularísima técnica "mezalochina", a base de "ñapas" y otras chapucillas e improvisaciones. Esta es una apreciación personal mía y por lo tanto absolutamente discutible.

En la foto del amigo Félix Escobar se distingue la marcada grieta de la ruta normal, y parcialmente, a la derecha, las estrías y relieves de la vía "Edil". He añadido una vieja foto (1976) que me hizo el admirado y muy apreciado Alfredo Martínez Cabeza, "el abuelo", en la vía normal.

Continúan los contactos para promover el homenaje a Alberto y Ernesto. El presidente de los Grupos de Montaña de Sabiñánigo me ha informado de que este club organizará por su cuenta un acto en memoria de los dos escaladores aragoneses. Mientras tanto, un terrible huracán nos sorprendió hace unos días, en la cumbre del Moncayo aunque ya estamos acostumbrados a esos ventarrones que te pegan el hielo a las barbas.


PUNTAL DE LABATA 2.404 m. PLANCHA NORTE- CRESTA SUR. VÍA "CANELITO"

Los franceses la llaman "Lie Lavatte", los navarros "Puntal de Labata". Es un esbelto pitón al sur del Ibón de Estanés que proyecta al norte una formidable "plancha" de hielo y nieve. Sin ser excesivamente empinados, entre 40 y 50º, sus 500 m de desnivel no permiten el mínimo error. Las anclas y estacas de nieve clavadas a martillazos nos han proporcionado un aseguramiento precario pero suficiente. Ameli, por su cuenta, se salió de la ruta escalando unas "goulottes" muy empinadas en hielo vivo. ¡Ole mi chica! Por su parte, Manolo, Pato y Cabra, nos lanzaron una cuerda para asegurarnos en un tramo de canal especialmente técnico. La segunda parte de la ruta, el descenso de la cresta sur, ha sido muy exigente y nos ha requerido a los seis alpinistas una total concentración. Un filo de roca y nieve sobre el abismo hasta alcanzar un peñasco que consigo rodear empalmando cuatro cintas. Un largo rapel me deposita en una zona de cortados y zócalos de nieve durísima. Con una cuerda de 60 metros y la otra de 40 nos quedamos en una situación complicada. Jesús Yarza permanece enriscado durante más de una hora hasta que podemos liberar una cuerda para rescatarlo. Javier "cabra" destrepa unos difíciles resaltes de roca y hielo. Piedras y cascotes de hielo nos pasan rozando sin herir a nadie. Con un último rapel de dos estacas alcanzamos una zona menos escarpada y tenemos que apretar el paso pues la noche se nos echa encíma y el frío ya muerde en la sombra. A la luz de los frontales descendemos el camino a Sansanet después de once horas de actividad y más de mil metros de desnivel.
No tenemos constancia de que este formidable Puntal de Labata haya sido recorrido nunca en travesía norte-sur y mientras nos tomamos unas buenas cervezas en Villanúa decidimos bautizar este nuevo itinerário, (por cierto, conmigo no conteis para repetirlo), con el nombre de VÍA "CANELITO", nuestro líder, el último oso autóctono de los Pirineos. Solo con la protección de la diosa Pyrene, y bastante pericia por nuestra parte, hemos conseguido salir indemnes de una preciosa aventura, arriesgada e inolvidable.

2 comentarios:

  1. Un texto estupendo, Jesús. Sin embargo, palidece al lado de tu imagen de jovenzano, trepando como un macaco..., ¿con cuántos años?
    Por cierto, respecto al apodo de Alberto Rabadá ("Edil"), corren diversas versiones: ¿procedía de un chascarrillo que surgió a partir de "Edilberto", debido a su nombre de pila? ¿O por cierta deformación como "edílico" del adjetivo "idílico", tan usado por el interesado? Si alguien se anima a esclarecerlo...

    Alberto Martínez Embid

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  2. En 1976 yo tenía 20 añitos, Alberto.
    Siempre me ha intrigado de dónde le vendría a Alberto Rabadá ese apodo de "Edil", apodo que, finalmente, acababas asociando a vías elegantes y de dificultad: La "Edil" de la Peña del Moro, la "Edil" de la Aguja Roja, la "Edil" del Aspe...

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